“¿Por qué no pensar el caso de Joyce en los siguientes términos? ¿Su deseo de ser un artista que mantendría ocupado a todo el mundo, a la mayor cantidad de gente posible en todo caso, no compensa exactamente que su padre nunca haya sido para él un padre? ¿Que no sólo no le enseñó nada, sino que descuidó casi todo, salvo recostarse en los buenos padres jesuitas, la Iglesia diplomática?
La palabra diplomática está tomada del texto mismo de Joyce, sobre todo en Stephen Hero, donde se utiliza especialmente Church Diplomatic. Pero en el Retrato del artista también, el padre habla de la Iglesia como de una muy buena institución, y la palabra diplomátic está allí igualmente destacada. La trama en la que se desarrollaba todo esto ya no tiene que ver con la Redención, la cual aquí no es más que farfulla.
¿No hay algo como una compensación por esta dimisión paterna, por esta Verwerfung de hecho, en el hecho de que Joyce se haya sentido imperiosamente llamado? Es la palabra que resulta de un montón de cosas que escribió. Este es el resorte mismo por el cual el nombre propio es en él algo extraño.”

Lacan, J. El sinthome. El seminario, Libro 23, clase: “¿Joyce estaba loco?”, Paidós, Bs. As. 2006, pág. 86.