Para Lacan, discretamente, el acto de una verdadera mujer, no voy a decir que sea el acto de Medea, pero sí que tiene la estructura del acto de Medea: es el sacrificio de lo que tiene más precioso para abrir en el hombre el agujero que no se podrá colmar. Sin duda es algo que va más allá de toda ley y todo cariño humano, pero no porque les pase por encima, como pensaba Goethe. Una verdadera mujer explora una zona desconocida, ultrapasa los límites, y si Medea nos da un ejemplo de lo que hay de extraviado en una verdadera mujer, es porque explora una región sin marcas, más allá de las fronteras.

Jacques Alain Miller