El delirio no es deducido, reproduce la misma fuerza constituyente, es también un fenómeno elemental
Las Psicosis. Jacques Lacan.
Aparece, ante el desencadenamiento psicótico, una reflexión con una pregunta que la orienta, ¿qué relación tiene el Fenómeno Elemental con la causa del desencadenamiento psicótico y con la producción del delirio?
Para entender qué causa el desencadenamiento y la construcción del delirio es preciso entender qué es el fenómeno elemental.
Cuando precisa la construcción teórica de la psicosis, Lacan, pone el fenómeno elemental en primer plano y esta es su innovación, la relación del sujeto con el lenguaje. Aunque retomó de Clérambault, al que él consideraba su maestro, el concepto de fenómeno elemental, se diferencia tanto de éste como de la psiquiatría convencional en que, para Lacan el delirio es también un fenómeno elemental, no una significación que se impone como consideraba la psiquiatría clásica, sino que participa de la misma materialidad que el fenómeno elemental aunque es construido en un segundo momento.
En “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” señala que en el fenómeno elemental siempre se observa una anticipación de una significación. A mayor perplejidad, ausencia de significación o experiencia enigmática, mayor es la consistencia de la certeza de sentirse concernido.
Es algo que se anticipa al desencadenamiento psicótico. No se refiere a una significación que se impone sino que surge de la experiencia inicial de perplejidad. En ese momento el sujeto es confrontado a la ausencia del significante del Nombre del Padre. Al producirse un llamado desde el lugar del Otro a responder desde un significante que no tiene, entonces el sujeto queda colocado ante un vacío causado por el agujero en lo simbólico, consecuencia de la forclusión.
A su vez contiene la estructura general del delirio que adquirirá una significación delirante en la que el sujeto se verá concernido en la experiencia de significación, lo que servirá para rellenar de sentido ese vacío de significación angustioso. O sea, el delirio es secundario al surgimiento de un significante aislado, se trata de un significante que no se encuentra en el registro de lo simbólico sino que se haya en lo real.
El valor del fenómeno elemental viene dado por la relación particular que el sujeto mantiene con la perplejidad o con el vacío de significación.
Como explica José Manuel Álvarez, los fenómenos pueden darse sin necesidad del desencadenamiento de la locura. Hay sujetos psicóticos que no han enloquecido, que permanecen equilibrados y conviven con experiencias enigmáticas con las que guardan una buena distancia.
Un ejemplo: Una mujer de treinta y tres años en una sesión que se produce después de varios años de tratamiento y al poco de comprarse un piso para independizarse del domicilio materno, por primera vez comenta: “hay algo que no he contado nunca, una vez cuando tenia 6 años muy enfadada le dije a mi madre -ojalá te mueras- ella me dió entonces un bofetón y yo no entendí, me quedé paralizada, esa bofetada y su efecto de sorpresa es lo que constituye el fenómeno elemental”.
Más adelante esta paciente estaba administrandose una serie de inyectables; uno de ellos la afecta de forma distinta, se marea…, la madre le advierte “no te pongas más, puede ser peligroso” la idea que le aparece es “puedo morir”. Eso es el síntoma inicial que la hace consultar, sus mareos la invaden, la derriban, no puede sostenerse “me cuesta mucho dice llorando, estoy sudando, me da miedo que se pueda saber. Es sobre algo que pasó con mi madre a los 6 años, me voy a sentir mal si lo cuento.”
Yo no hago ningún comentario, a las pocas semanas me pregunta “¿se acuerda de lo que le había dicho?, desde que se lo dije no me lo puedo sacar de la cabeza”. Mostrando poco interés, le digo que no tiene por qué explicarlo si le cuesta, considero que se trata del delirio y que si lo explica yo podría convertirme en el objeto persecutorio. J. está sostenida por débiles identificaciones y el secreto de su enigma o certeza le resulta necesario.
En ella se dan fenómenos elementales sin que hasta el momento se haya producido el desencadenamiento y convive con experiencias enigmáticas con las que, como nos describió J.M. Álvarez “guarda una saludable distancia”.
Entonces, ¿qué hace que un sujeto se desencadene? Partiendo de la base de que primero es el significante y el sujeto, su efecto. Los fenómenos elementales son tomados en términos de estructura interna del lenguaje, la significación enigmática sería entonces una respuesta a la función significante cuando la cadena significante está rota entre S1 y S2, cuando el significante no está en lo simbólico sino en lo real.
El delirio intentaría dar cuenta de ese vacío de significación de ese primer significante.
El problema en la psicosis tiene que ver con la relación del sujeto con la lengua misma, ya que no dispone de la significación fálica.
Los fenómenos elementales son signos discretos a los que es preciso prestar atención antes del desencadenamiento y poder maniobrar en la dirección de la cura. La dirección de una cura posible se orientaría entonces en ciertos casos en la buena distancia, que también debe sostener el analista ante producciones delirantes del sujeto que le ofrecen, en ciertos casos, un lugar de identificación y así una pacificación y una estabilidad.
Lluïsa Andreu
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