1º Me he encontrado con que este texto no está en la edición alemana. Lo que en esta traducción se llama divorcio, en Biblioteca Nueva le llama “disociación” y creo que está bien traducido porque el empeño de Freud en este texto es mostrar que lo fundamental de la histeria no es la disociación, que se da también en la neurosis obsesiva, sino la conversión.

2º En este texto analiza la defensa en una primera versión. La forma de la defensa que explica es la represión. Para Freud, la represión es la separación de representación y afecto. Esto es común a ambas neurosis. La diferencia es el destino del afecto y en otros textos, también de la representación.

En la histeria, dada la separación de representación y afecto, el afecto va a inervar algún lugar del cuerpo: conversión. Y en otros textos, la representación se hace inconsciente. En este aún no lo dice así.

Creo que es en “Estudios sobre la histeria” donde Freud explica que algunos recuerdos despiertan el malestar porque entran en asociación con la representación que se ha vuelto inconsciente. Y esto explicaría el retorno de lo reprimido.

En la neurosis obsesiva la representación separada del afecto queda aislada y el afecto se asocia a cualquier otra representación. De ahí la fuerza que tienen los síntomas compulsivos.

En las neurosis la curación pasará por volver a reunir representación y afecto, haciéndose el paciente cargo de lo que le fue traumático.

3º No así en la psicosis. Representación y afecto no se separan. En la página siguiente al texto recortado, Freud explica que en la psicosis al rechazar el yo (verwerfen) la representación intolerable, se arranca también el trozo de realidad sobre el que dicha representación se asienta. En este proceso el yo se desliga también de la realidad. Y en consecuencia, la confusión alucinatoria.

En síntesis, en la neurosis sí existe la separación. Si existe el retorno de lo reprimido es por la cadena asociativa.

En la psicosis no existe la separación, que es la represión, sino que la forclusión da por no llegado a la conciencia el hecho traumático y además se lleva detrás una parte del yo.

Son términos freudianos, del primer Freud.