“Hay odios de transferencia tan verdaderos que se puede llegar a olvidar que se trata de un odio de transferencia (…) Por eso Lacan dice que lo positivo de la transferencia se limita a “avoir à la bonne” y que la transferencia negativa se reduce a tener a alguien “a l´oeil”. Esto se traduce como “mirarlo con buenos ojos” o “no sacarle el ojo de encima”. La expresión en francés tiene una cierta ambigüedad. Tener a alguien “à l’oeil” significa vigilarlo, sospechar de él y me parece que podemos captar algo de la transferencia negativa a partir de la palabra “sospecha”. El fenómeno de la sospecha tiene su peso propio en la experiencia, y dado que Lacan define la transferencia positiva a partir del Sujeto supuesto Saber, puesto que afirma que cuando supongo el saber a alguien lo amo, se podría uno preguntar si cuando se desupone el saber a alguien se lo odia. Esta sería una teoría un poco rápida sobre la transferencia negativa, definida a partir de la desuposición de saber.”

J.-A. Miller “La transferencia negativa” p.14 y 15. Tres Haches. Buenos Aires, 2000.

El texto del que se ha extraído este párrafo fue una interesante reflexión colectiva. En ella se destacó justamente la desuposición de saber en tanto función operativa de la transferencia que posibilita la buena lectura en la vía del saber. Y en cuanto al odio, se señaló que en tanto modo de expresión afectiva del Eros, este se despierta al querer conseguir el objeto que el Otro detenta.

Por otra parte, siguiendo el eje de trabajo de nuestra próxima conversación: “Momentos críticos de una cura: cómo maniobrar”, un terreno interesante por las dificultades que plantea en relación a la transferencia es la clínica con adolescentes, al confrontarnos a las nuevas formas de relación al saber.

Los jóvenes, en la búsqueda de respuestas inmediatas, devienen consumidores de infinitos contenidos creados por los innumerables influencers que se multiplican en el océano virtual por el que navegan. Esta relación al saber es en sí un fenómeno de goce que cortocircuita la relación a la palabra y al decir. Se trata de una práctica que obtura la relación a la falta y eclipsa la división subjetiva, y que en un mismo gesto devalúa la relación al saber y al Otro.

Por otro lado, se añade a esta dificultad el hecho de que se trate de una etapa en la que toma especial intensidad la voluntad de separarse del Otro, siendo que son quienes ocupan este lugar los que suelen vehiculizar la demanda a partir de una preocupación que pudiendo hacer síntoma para ellos, es vivida por los jóvenes como exigencia de cambio a la que resistirse.

La dificultad en relación a la transferencia se presenta de esta manera de entrada por la particular relación al saber, efecto de la dictadura del plus de goce, y al Otro. Habrá que ver en cada caso si es posible introducirse en este circuito de saber autoerótico; si la transferencia, a modo de nuevo motor de búsqueda orientado a la división subjetiva podrá restituir el valor de la palabra como vía de desciframiento. Con frecuencia es necesario para ello hacer un forzamiento de la transferencia que permita, rescatando los significantes que dan cuenta de su particular relación con la lalengua, hacer eco del inconsciente. De esta manera, en ocasiones es posible hacer resonar el punto de empalme entre el lugar desde donde se dice y se goza, que ellos rechazan, y autorizándolos en un decir propio, hacer existir al inconsciente como saber enigmático en el que leer.

Laura Canedo