Transferencia positiva y transferencia negativa: he aquí un binario significante. La oposición de lo positivo y lo negativo, del más y del menos, podrían parecer elementos adecuados para una significantización de la transferencia, pero no es así. Esto es solamente una ilusión. No creo que sea casual que descartemos usualmente la expresión «transferencia negativa»; Lacan mismo hizo un uso escaso de este término y más bien en los primeros términos de su enseñanza…
J.-A. Miller “La transferencia negativa” p. 12. Tres Haches. Buenos Aires, 2000
En este párrafo Miller declara que Lacan hizo uso del término de transferencia negativa en los primeros años de su enseñanza. En efecto, durante los años cincuenta, en su crítica a la interpretación en la ego-psychology, Lacan señala que la hostilidad hacia la persona del analista, así como el rechazo de la regla de la asociación libre, interpelan al propio analista: ¿ocupa éste el lugar de semblante? La transferencia negativa sería la imputación que se hace al analista de querer corregir el deseo, de querer gobernarlo o someterlo. Como el ideal de libertad está en juego en todo este asunto de la transferencia negativa, vale la pena volver a leer el interesante artículo de Karl Abraham, publicado en 1919, es decir, hace casi un siglo (1).
En este artículo, Abraham puso de relieve que la alienación del sujeto en la cura –que se da por el mero hecho de que habla–, produce en el paciente el efecto imaginario de algo a reivindicar: todas las ilustraciones clínicas del artículo muestran que en la protesta narcisista de los pacientes siempre está en juego el ideal fálico de no deber nada a nadie, lo que hace que inevitablemente conduzca a la rivalidad con el analista. Fue Freud el primero en señalar la aversión a llevar la carga de la gratitud como uno de los obstáculos para la cura. Por su parte, Lacan, en 1948, resume dicha aversión invocando la máxima de La Rochefoucauld “No puedo aceptar el pensamiento de ser liberado por otro que por mí mismo” (2) . Abraham mostraba que el efecto imaginario de la identificación con el analista provenía de la incidencia del discurso del amo en el análisis. De ahí a poner en la cuenta del analista la responsabilidad de este efecto había solo un paso, algo que Lacan destaca en su crítica a la interpretación promovida por la ego-psychology (ver los casos de R. Lebovici y de E. Kris comentados en “La dirección de la cura”) al demostrar que la transferencia negativa se producía cuando el analista se identificaba con el Sujeto-supuesto-saber o, dicho en otras palabras, cuando instala el discurso del amo en la cura. La respuesta es entonces inmediata: la identificación con el analista es insoslayable y viene acompañada con todos los efectos de tipo paranoico que van de la agresividad al acting-out. El analista está incluido de tal modo en el síntoma y éste está tan asociado al deseo supuesto del analista que no podemos hablar de la resistencia de uno sin hablar de la del otro. En conclusión, la tendencia a desvalorizar al analista y el deseo de arrebatarle su interpretación (como muestra los ejemplos clínicos del artículo de Abraham) no pone en juego sino un puro obstáculo imaginario.
Vicente Palomera
(1) Karl Abraham, “Una forma particular de resistencia neurótica contra el método psicoanalítico”, en: Psicoanálisis clínico, Hormé, Paidos, Buenos Aires, 1980.
(2) Jacques Lacan, “La agresividad en psicoanálisis”, en: Escritos, Siglo XXI, México, 1984, p. 100.
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