Transferencia, acto y repetición en Freud.

Recibo el problema en estos términos:

“Acting es el término con que Strachey tradujo el Agieren freudiano. Y es a partir del caso Dora donde aparece por primera vez referido a la transferencia. “De tal modo actuó (agieren), un fragmento esencial de sus recuerdos y fantasías, en lugar de reproducirlo en la cura”

Freud, S. “Fragmento de análisis de un caso de histeria”(1905). E. Amorrortu. Vol. 7, pág

Tal como aparece en la traducción de López Ballesteros, esa “reproducción” es verbal. Por el hecho mismo de estar asociado a la transferencia, podríamos decir que claramente se trata de un acting out. Sin embargo, Freud se está refiriendo al acto por el cual se vengó del señor K. abandonándolo, es decir, interrumpió su análisis. ¿Que lo distinguiría de un pasaje al acto, siempre que no lo sea, ya que no se ve la «orientación hacia el Otro» de la que hablará Lacan?”

XVIII Conversación Clínica ICF-E

Examinemos la cosa en detalle.

En su Vocabulaire de psychanalyse, Laplanche y Pontalis proponen como traducción del término alemán Agieren el término francés de mise en acte; el mismo Vocabulario nos informa de que en inglés fue traducido como acting out, pero luego sus autores disponen en otra entrada el acting out como sustantivo diferente, sin traducción a ningún idioma. En una primera acepción, la “puesta en acto”, que suele traducir en la literatura lacaniana la mise en acte, nos lleva a las lecciones 11 y 12 del Seminario Los cuatro conceptos — varios años anterior al Vocabulaire. Leemos ahí uno de esos apotegmas lacanianos que tomamos muy en serio: “la transferencia es la puesta en acto de la realidad del inconsciente”, al que se le añade “y esta realidad es sexual”. Lacan nos advierte pues de que no se puede hablar de realidad en sentido freudiano excluyendo la sexualidad. La transferencia es la puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente. Y el pivote de la transferencia (otro término de nuestra doxa) está en ese punto donde el amor no puede encontrar su realización sexual; no lo puede porque esa realidad no se escribe de ningún modo. Más bien es causa de toda clase de cháchara y escritura. Es el objeto a, resto de la imposible escritura del sexo.

Tomemos pues la traducción de Agieren por paso al acto, dejando por el momento la cuestión del acting out como tal. Seguimos aquí las enseñanzas de Lacan en la lección IX de su Seminario La angustia. El ejemplo princeps de este acontecimiento es el acto por el que la homosexual femenina de Freud se arroja al foso del ferrocarril metropolitano. El término alemán que Freud utiliza es bien elocuente: niederkommen lassen, dejarse caer, como un resto, fuera del escenario. El sujeto desaparece, cae como un objeto fuera del Otro. También en el caso Dora se produce un paso al acto de estructura semejante. El Sr. K le confiesa a Dora: “Mi mujer no es nada para mí.” Y la muchacha le responde con un bofetón y se vuelve sola a casa: es ella la que no cuenta ahora para nada. Con su acto, Dora marca con un signo indeleble el momento en el que se evade de la escena. Con su acto, Dora entra en el mundo donde brilla la verdad, mundo inexistente a decir verdad, y abandona el escenario donde la verdad tiene estructura de ficción. Una cosa es el mundo, “donde lo real se apretuja”, como se expresa Lacan, y es ahí adónde va Dora, y otra es el escenario del Otro, donde al sujeto le toca constituirse, y donde cuenta para algo. En su paso al acto, el sujeto se quita de en medio.

Este “quitarse” no es interpretado pues por Lacan como una desaparición en lo real, sino como una salida del escenario donde reina la verdad no-toda. En ambos casos se puede señalar una estructura de borde: borde entre la tierra firme y el lago en Dora, parapeto que separa la calle del foso del ferrocarril. Y si tomamos el foso por el de la orquesta, más a nuestro favor. En ambos casos se hace cierto un rechazo al amor: la Dama le dice a la homosexual que no deben verse más; el Sr. K le dice a Dora que el tesoro de su relación, la Sra. K, no cuenta para nada. Apaga y vámonos.

El sujeto salta fuera del escenario donde se despliega la verdad con estructura de ficción y se arroja a una realidad más próxima a lo real, donde la verdad precisamente es desalojada por no ser toda.

También el enunciado del problema afirma que el Agieren freudiano aparece por primera vez en el caso Dora, y como un episodio de la cura analítica. En la traducción de López Ballesteros leemos: “La paciente actuó así de nuevo un fragmento esencial de sus recuerdos y fantasías en lugar de reproducirlo verbalmente en la cura.” En el original alemán leemos: ”Sie agierte so ein wesentliches Stück ihrer Erinnerungen und Phantasien, anstatt es in der Kur zu reproduzieren”. Es una redundancia añadir al “reproducirlo” el “verbalmente”; la cura sucede toda ella en palabras. Por su parte, Etcheverry traduce así: “De tal modo, actuó un fragmento esencial de sus recuerdos y fantasías, en lugar de reproducirlo en la cura.” Queda claro que ese Agieren, esa actuación ocurre bajo transferencia. En la edición de las Obras completas de Freud (Biblioteca Nueva, 1972) el doctor Jacobo Numhauser Tognola, como revisor de la traducción de López Ballesteros, añade una nota en la que, del Agieren, o más bien del “actuó”, da como traducción “Acting Out”. La edición de Amorrortu no incluye nada de esto; simplemente reproduce la nota de James Strachey con la que remite al artículo de Freud de 1914 “Recordar, repetir y reelaborar”.

Examinemos pues el acting out, a la luz de la enseñanza de Lacan en su Seminario La angustia. Muy simplemente, Lacan sitúa el acting out plenamente en el escenario de la ficción mundana, ese del que ambos sujetos saldrán con un sobresalto, su paso al acto. Dora muestra claramente, y se complace en hacerlo, a todo el mundo de qué manera es la protagonista del vaudeville, como encubridora, bien situada dentro de la cuadrilla que forma ella con su padre, la Sra. K y el Sr. K. Por su parte, la homosexual femenina, en los círculos en que ella y su familia se mueven, no oculta a nadie el cortejo que dedica a la demi-mondaine de su Dama y el escándalo que ello provoca. El acting out se produce en un escenario bien instalado: es el escenario del medio-decir del deseo, de los siete velos de la seducción, de la verdad mentirosa. Esto enseña Lacan, no sin añadir algo más: el objeto a que queda ahí como resto, la libra de carne con la que esas mujeres pagan, no su cura, que era pagada por el padre, sino su perspicacia. La tos de Dora, quizá; los regalos a la Dama, quizá también. Sea como fuere, el acting out nos acerca, de la mano de Lacan, a la fórmula del deseo del analista. Por poco que el analista entre en escena en ese lugar de resto bien situado en el escenario del acting out, la transferencia deviene analítica, y la cura se hace posible. Añadamos un detalle musical: tanto el hijo de Dora como el hermano de la homosexual femenina serían reputados directores de orquesta. Vamos pues a la ópera. En la realización de El Caballero de la Rosa de 2014 en Glyndebourne el director de escena Richard Jones introdujo un silente “Freud” para escuchar el monólogo de la mariscala Da geht er hin…

Antoni Vicens