Pasaje al acto y sujeto

Refiriéndose a la fórmula del fantasma, pone el pasaje al acto del lado del sujeto “en tanto que este aparece borrado al máximo por la barra”. “Dejar caer es el correlato esencial del pasaje al acto -dice Lacan en la página 128 del Seminario X y sigue- El momento del pasaje al acto es el de mayor embarazo del sujeto… Es entonces cuando donde se encuentra -a saber, desde el lugar de la escena en la que, como sujeto fundamentalmente historizado, puede únicamente mantenerse en su estatuto de sujeto- se precipita y bascula fuera de la escena. Esta es la estructura misma del pasaje al acto”.

Llama la atención la aparente contradicción entre el “borrado al máximo” –que recuerda la inexistencia del Otro y sugiere un momento de inexistencia del sujeto- una especie de fadding de desaparición, y el final del párrafo, donde dice “puede únicamente mantenerse en su estatuto de sujeto”. ¿A qué se refiere el “borrado al máximo”?

Jacques Lacan. Seminario X, “La angustia”, capítulo IX, pág. 128. Ed Paidós, Buenos Aires 2006.

Esta frase la encontramos en el capítulo IX del Seminario X, La angustia, donde Lacan quiere formalizar la esencia del objeto a en relación al sujeto y al gran Otro. En este seminario Lacan está declinando el estatuto del objeto a partiendo de la fórmula del fantasma $<>a pero también está afinando su trama y articulación con otros conceptos. Concretamente Lacan explora en este capítulo el objeto a en su relación al pasaje al acto y lo hace introduciendo la diferencia entre pasaje al acto y acting out.

Lacan propone un objeto a que aparece extraído como resto que se aísla entre la relación del sujeto barrado por el significante- consecuencia de su entrada en el lenguaje- y del Otro barrado, es decir, de un Otro marcado por la falta e imposibilitado en dar cualquier tipo de garantía. Dicho de otro modo, la implicación entre el $ y el A produce un resto que es el objeto a, causa del deseo.

En este seminario Lacan presenta de manera universal la esencia del objeto a en su función de resto, de perdida, de “dejar caer” que recoge del vocabulario de Freud en el caso de la joven homosexual. El “dejar caer” es extraído del niederkommen lassen del caso, cuando la joven se precipita por el puente y se lanza al vacío, como un objeto, a las vías del ferrocarril, después de que el padre le haya lanzado una mirada feroz al verla mostrarse alegremente con su amante por las calles de Viena.

¿Cómo podemos entender cuando Lacan formula que ese mismo “dejar caer” es el que encontramos en la esencia de todo pasaje al acto? Para Lacan el modelo de la estructura de todo acto es el acto suicida, el pasaje al acto suicida. Esta impactante formulación da cuenta del franqueamiento producido por todo tipo de verdadero acto en el que encontramos siempre la marca de un antes y un después, de un franqueamiento, es decir, del fin de algo y del inicio de otra cosa, un renacer. Sin embargo, proponer el modelo del acto suicida como estructura de todo acto nos orienta de entrada sobre el enraizamiento de la pulsión de muerte en ese “dejar caer” que encontramos en todo pasaje al acto y justifica introducir el concepto de goce en él.

Lacan refiriéndose a la fórmula del fantasma en su estudio del pasaje al acto pregunta ¿de qué lado se encuentra ese “dejar caer”?, ¿del lado del sujeto o del lado del Otro? En el pasaje al acto verificamos – señala Lacan- que ese “dejar caer” se encuentra siempre del lado del sujeto, el sujeto se ve “dejado caer”, como un objeto.

En el momento del pasaje al acto el sujeto está “borrado al máximo”- enuncia Lacan. “Borrado al máximo” significa a mi punto de vista “dejado caer” al máximo, atravesado al máximo por el peso de la barra, sujeto realizando su esencia de objeto al máximo, sujeto embarazado al máximo por lo insoportable de su reducción a su ser de objeto.

El pasaje al acto se produce en ese momento crítico y crucial en el que el sujeto se ve “dejado caer” pero donde todavía se mantiene en filigrana en su estatuto de sujeto que se precipita fuera de la escena del Otro o bien extrayéndose él mismo de la escena como puro objeto, o bien sacando al Otro de la escena.

En efecto hay un punto paradójico aparente pero no hay contradicción alguna entre el “sujeto borrado al máximo” que aparece en el pasaje al acto, y el hecho de poder “únicamente mantenerse en su estatuto de sujeto” en ese momento crucial del pasaje al acto. Miller estudiando el suicidio como modelo lacaniano de pasaje al acto indica que “el acto suicida reúne en cortocircuito esta zona central y a la vez excluida del mundo subjetivo a la cual Lacan ha dado el nombre de goce” (1). En el pasaje al acto el sujeto esta “borrado al máximo” bajo el peso de su estatuto de “dejado caer” como puro objeto, sin embargo, el sujeto guarda todavía ese estatuto como sujeto de la pulsión, sujeto “historizado” que se excluye para salir de la escena empujado por un goce mortífero y por la determinación de la pulsión de muerte.

Marga Auré


(1) Jacques-Alain Miller, Mental n 17, París, Abril 2006, p. 17-28.