Hay un final en esta experiencia porque la conclusión está prescrita por el comienzo mismo del proceso, que es deducible de la estructura misma de la experiencia. En el comienzo es la transferencia y el fin de análisis requiere que se escriba el término de la relación de transferencia que de modo más atemperado es dada bajo el término de “destitución subjetiva”, que también equivale a la caída del sujeto supuesto saber.
J.-A.Miller, Donc. Paidós, Buenos Aires 2011, pág 83.
Selección: Tere Monreal
Comentario:
La experiencia de un análisis comienza con la constatación de los efectos del inconsciente. Es una experiencia de división, de separación radical del significante y el sentido que el sujeto experimenta al emerger como efecto de un significante para otro significante. Encuentro inesperado con un saber Otro. La transferencia es la condición para que ese efecto de inconsciente sea el largo camino de una experiencia que, al final, anude los tres cuerpos- I, S y R- con el sinthome, invención singular y reducida ad mínimum.
El analista viene a refrendar con su presencia en cuerpo, que esos efectos de los que se hace síntoma son el camino, la vía hacia lo real en los que otros anudamientos sean posibles para el parlêtre, otro modo de gozar del inconsciente y con ese resto de su goce hacer su sinthome.
Si amamos a aquel que le suponemos un saber sobre nosotros, encontramos aquí la condición y el motor de la transferencia. Suposición de un saber que se dirige libidinalmente a un sujeto que sabe. Error necesario tanto como fructífero ya que sostiene y orienta a experimentar la inconsistencia de lo simbólico.
Como en la lectura que hizo Lacan del signo, se parte pues de creer en una suposición: que donde hay saber hay un sujeto que sabe, para llegar a la caída de ese Sss, lo que implica hacer la experiencia de que hay saber sin sujeto. Y por otra parte destituir el todo saber del registro de lo Real. Posibilidad entonces para la invención singular no de un sujeto sino de un parlêtre. Por eso Lacan en TV dirá que a diferencia del significante, el signo está siempre signado por una presencia encarnada.
Margarita Bolinches
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