Consideremos los casos de psicosis. En estos casos estamos acostumbrados a ubicar un síntoma como suplencia, en referencia a la forclusión del Nombre-del-Padre o a la forclusión fálica. Y a veces consideramos como una finalidad de la cura anudar al sujeto a un síntoma que le permita sobrevivir, ubicarse en el mundo. Somos cuidadosos de no tratar un síntoma que le permite continuar; una toxicomanía, a veces, permite al sujeto psicótico mantenerse más o menos bien en el ámbito social o en una práctica profesional. Y, en esos casos, respetamos el síntoma como funcionamiento.

J.-A. Miller, El analista síntoma (1997), p. 30.

Para unir los registros R,S,I es necesario un cuarto nudo, el síntoma o suplencia. Si ese cuarto nudo es el Nombre del Padre es un anudamiento edípico y es la neurosis, pero si lo que anuda no es el Nombre del Padre sino otros síntomas es un anudamiento no edípico y estamos en la psicosis.

El Nombre del Padre es para Lacan a partir del Seminario 20 uno más entre los nombres del padre que pueden anudar los tres anillos R,S,I. Las soluciones que el sujeto inventa en ausencia del Nombre del Padre para conseguir un arreglo con el goce y el cuerpo son plurales, algunos sujetos se presentan con un síntoma que ha permitido una vida más o menos soportable hasta que un encuentro azaroso ha hecho zozobrar lo precariamente anudado, otros llegan desorientados o invadidos de una angustia devoradora, entonces el análisis bajo transferencia es una ocasión para un nuevo arreglo entre lenguaje, cuerpo y goce.

Son síntomas frecuentes los tatuajes masivos, los cuerpos clavados de piercings, cortados, fibromialgias, adicciones a sustancias químicas y objetos, posiciones sexuales fuera de norma y cualquier otro invento del sujeto.

Recuerdo un paciente que se hacía un cuerpo en un gimnasio, entrenaba muchas horas músculo a músculo, comenzó a tomar anabolizantes a estudiar sus propiedades y a combinarlos con diferentes dietas según los ejercicios que hacía cada día. Hizo un grupo con los que hablaba de fármacos, anatomía y dietas y a veces se reunían con otros de otros gimnasios interesados en lo mismo para intercambiar conocimientos. Es un bricolaje, suplencia que le permite un cuerpo, un lazo, una vida un poco más viva que la que soportada hasta entonces. El uso de las drogas está muy extendido hoy, tanto drogas ilegales como legales y que aunque tienen un costado de devastación también son defensa de lo real y un límite al goce invasivo y pueden permitir a un sujeto una inserción y un lazo social aunque sea mínimo.

En “Acerca de la causalidad psíquica” de 1946 Lacan afirma que “una cierta dosis de Edipo puede considerarse como teniendo la eficacia humoral de la absorción de un medicamento desensibilizador” (1), abre así la perspectiva de la droga como suplencia de un función paterna desfalleciente o ausente. Las drogas están articuladas al Otro de la cultura, a lo real pulsional, a lo imaginario, por eso pueden ayudar a un arreglo del goce y el cuerpo, pero por lo mismo pueden desacomodar un equilibrio previo. En cada caso su uso es particular y se trata de saber qué lugar ocupan.

El analista acompañará al sujeto en su trabajo sobre lalengua, y sostendrá su intento de encontrar una solución singular, inédita que concilie lo vivo y el lazo social. Su posición, la del analista, será dejarse enseñar y servirse de los recursos que surgen de la misma cura y sus contingencias, interviniendo de diferentes maneras, puntuando, separando, señalando algo que detiene el flujo significante y así permitir al paciente una elaboración o un invento. “El analista síntoma presta su cuerpo para sostener el acto encarnando y velando al mismo tiempo la dimensión pulsional.” (2)

Siempre es el lugar que le indica el paciente

Liana Velado


Notas:

(1) Lacan, J. “Acerca de la causalidad psíquica”. Escritos 1. Siglo XXI.
(2) Hacia Barcelona 2018. Las Psicosis ordinarias y la otras, bajo transferencia. Papers nº 6. 2018.

Bibliografía:
Lacan, J. Aún. Seminario 20. Paidòs.
Miller, J-A. Piezas sueltas. Paidòs.
Miller, J-A. Todo el mundo es loco. Paidòs.
Miller, J-A. y otros. La Psicosis ordinaria. Paidòs.