Las entrevistas preliminares constituyen un principio del psicoanálisis lacaniano por el cual se reconoce una discontinuidad entre demanda de análisis y entrada en análisis. Lacan consideró que el destino de un análisis se jugaba en esos inicios del tratamiento. Concluyó “No hay entrada posible en análisis sin entrevistas preliminares”[1].

Es un umbral que debe ser franqueado, un corte realizado por el analista que avala ese pasaje.

Las afirmaciones anteriores constituyen ya una parte fundamental y consagrada de nuestra doctrina, por esa razón elegí ocuparme en esta ocasión de las reflexiones sobre el tema de Lacan justo en el momento previo (en el Seminario 18)[2].

Lacan dice que va a repetir -porque no fue escuchado- que el discurso del analista que había formulado en el Seminario 17 “no es sino la lógica de la acción” analítica.

Y añade que ese discurso -que es un escrito basado en la lógica- le permite destacar una parte de las condiciones que constituyen su experiencia psicoanalítica como diversa respecto de lo que ocurre en otras consultas analíticas: “Valorar lo que se hace cuando se entra en un psicoanálisis tiene su importancia y en todos los casos, en lo que a mí concierne, se indica con el hecho de que siempre procedo a numerosas entrevistas preliminares.”[3]

A continuación se refiere con cierto tono burlón a un psicoanalista, que no nombra, que habría sostenido que no podía fundar la transferencia en el sujeto supuesto saber ya que el método psicoanalítico implica que el analista mantenga una ausencia total de prejuicios en cuanto al caso.

Se burla porque para Lacan la idea del psicoanalista espejo no exime al analista de su responsabilidad por lo que sucede en un análisis. Ofrecer un vacío al candidato a analizante no es incompatible con que se le suponga al psicoanalista saber lo que hace, “¿y lo sabe efectivamente?” interroga. “Precisamente, al decir el sujeto supuesto saber, tal como lo defino, queda intacta la cuestión de saber si al analista se le puede suponer saber lo que hace.”[4]

Sólo si lo sabe efectivamente puede sancionar la entrada en análisis, si sabe por ejemplo en qué consiste la instalación de la transferencia.

 

Miriam Chorne


[1] Lacan J., Hablo a las paredes, (reunión del 2 de diciembre de 1971 de las charlas a los residentes de psiquiatría del Hospital Sainte Anne), Paidós, Buenos Aires, 2012.
[2] Lacan J., El Seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, 1971, cap. IV “Lo escrito y la verdad”, sobre todo p.58. Paidós, Buenos Aires, 2009.
[3] Ibidem.
[4] Ibidem.