En el Seminario 20 de Lacan, Aún, donde se inicia lo que conocemos como la última enseñanza de Lacan en el capítulo Redondeles de cuerda, encontramos una alusión a un desencadenamiento ligado a un desanudamiento.

Hay un párrafo en el que está hablando de la cadena significante y los redondeles de cuerda y se hace una pregunta “¿Quieren un ejemplo que les muestre de qué puede servir esta hilera de nudos plegados que vuelven a ser independientes con solo cortar uno? No es muy difícil encontrarlo, y no por nada en la psicosis…”(1). Es una primera aproximación a lo que posteriormente abordará en el Seminario 23 El Sinthome cuando se referirá a Joyce y a su manera singular de anudamiento.

Las formulaciones y elaboraciones que surgen a partir de este Seminario apuntan a una clínica que se basa en la inexistencia del Otro, en los interrogantes acerca del goce femenino que confluyen en goce opaco y que después generaliza a todos los hablanteseres y apuntan a una clínica nodal. Como señala Miller, “todos nuestros discursos son una defensa contra lo real”(2) sabiendo que en todo ser hablante hay un agujero, en las neurosis y en las psicosis, tanto ordinarias como extraordinarias. En estas últimas en el lugar del Nombre del Padre hay un agujero y su manera de hacer será diferente: “uno solo es responsable en la medida de su saber hacer”(3).

Estamos en el tiempo de “todo el mundo está loco” delirante, frase de Lacan por medio de la que quiere decir que en todos los sujetos existe el desorden de lo real, de lo simbólico e imaginario. Después se anudarán los tres de manera borromea entre ellos y al final, un cuarto nudo, el sinthome, anudará los tres y dará una estabilidad. Ya que la vida no tiene sentido, hay un agujero y producir ese sentido es en sí ya delirante. La cuestión es cómo se construye ese sentido. En las psicosis tenemos “un desorden en la juntura más íntima del sentimiento de vida del sujeto”.

En el Seminario 23 será donde Lacan abordará “la clínica de la conexión”. Si la nombramos así es porque partimos ya de un nudo borromeo de cuatro en el que la psicosis tiene un modo de anudamiento diferente. El Nombre del Padre no será el único operador que pueda enganchar los tres registros. Sí, sabemos que los registros están enlazados entre sí, pero en ocasiones se producen errores, fallos en los anudamientos, que en algún momento se pueden desanudar. Pero también existen maneras de enganches, suturas, abrochamientos que permiten a los sujetos psicóticos estar compensados a pesar de sus fallos o lapsus, como señala Lacan de Joyce y como comprobamos en nuestra clínica: “En el análisis se trata de suturas y empalmes (…) Encontrar un sentido implica saber cuál es el nudo y unirlo bien gracias a un artificio”(4).

Cada sujeto, psicótico o no, tiene que encontrar maneras de hacer frente a ese desorden inicial, con las marcas iniciales del traumatismo primero, maneras singulares, tratamientos que permiten pasar del Uno solo inicial al lazo social.

¿Qué sucede cuando se produce un desencadenamiento, una ruptura, una desconexión con el Otro o con el propio cuerpo?

Es un momento delicado para el sujeto, de gran sufrimiento. La perplejidad, el sinsentido, se hacen presentes pues se ha roto la defensa contra lo real y vuelve a aparecer el desorden en la juntura más íntima del sentimiento de vida. Es un momento donde la cadena de significantes se rompe, aparecen las palabras impuestas que hablan solas incidiendo en el cuerpo e imponiéndole un goce opaco al sujeto, que no se puede descifrar, que es enigmático.

La idea que propone Lacan en el Seminario 23, tomando a Joyce, es que realiza un anudamiento tras un lapsus del nudo. De alguna manera no se produjo un anudamiento borromeo, sino de otro tipo: “Joyce alcanzó con su arte, de manera privilegiada, el cuarto término llamado sinthome”(5).

Pero para el analista quizás esta ruptura en el sujeto le va a permitir conocer cuál era la sutura singular inventada, que el sujeto había utilizado para mantenerse compensado, estabilizado.

Lacan nos proporciona una indicación clínica: la operatividad del Sinthome. Para un sujeto psicótico será un tipo de amarre no borromeo, ya que propone el Sinthome como lo que “permite reparar la cadena borronea”(6) y corregir el lapsus, el error donde se produce. Para ello es necesario encontrar los índices del funcionamiento psíquico del sujeto y los recursos con los que cuenta para encontrar ese nuevo tipo de amarre.

Aquí nos encontramos con una herramienta sutil: la importancia de la invención en la clínica cuando acontece un desencadenamiento.

Isabel Alonso Martín
ELP Vigo


(1) Lacan, J. Seminario 20, Aún. Redondeles de Cuerda, pág. 154. Paidos. Buenos Aires, 2010.
(2) Miller J. A. Ironía, Uno por Uno, nº 34, Eolia, Barcelona, 1993.
(3) Lacan, J. Seminario 23, El Sinthome. Joyce y el enigma del zorro, pág. 59. Paidos. Buenos, 2006.
(4) Lacan, J. Seminario 23, El Sinthome. Joyce y el enigma del zorro, pág. 71. Paidos. Buenos Aires, 2006.