Comentario realizado por Cosme Sánchez sobre el Capítulo XIX “El divertimento de la rana” de El partenaire-síntoma. Jacques-Alain Miller. SCF Bilbao 2015-16.
Miller trae a colación una fábula de La Fontaine (1621-1695) que lleva por nombre “La rana que quería ser tan grande como el buey”, también atribuida a Esopo y Fedro, que denomina “Rana rupta”, la rana que reventó.
La fábula dice así:
Una rana vio un buey,
Y le pareció de buena talla.
Por envidia, se estira, se infla, se afana
para equipararse en tamaño al animal.
El enclenque animal, se infló tanto que reventó.
Entre medias hay un diálogo con otra rana con la que entra en conversación, a la que pregunta “hermana mía, mírame bien, ¿Ya es suficiente? ¿Todavía no lo alcanzo?” A lo que la otra rana le responde “Nones, para nada, no te le acercas en absoluto”. Finalmente, la rana se infló tanto que reventó.
He encontrado, en otra parte, una frase de Hegel en la que dice que “toda fábula es como un enigma que va siempre acompañado de su solución”. En este sentido, trataré de acercarme al hueso de este enigma que nos propone Miller sin detenerme en las múltiples referencias que el texto contiene. Espero, en este empeño, no convertirme en Rana Rupta.
Tenemos aquí a una rana que quiere equipararse a un buey, pero solo en su tamaño. Ella se infla, se estira y se afana para nada, como le dice su amiga, ya que el tamaño no cambia para nada la naturaleza del sujeto. Finalmente “este ser animado por un deseo insensato” se esfuerza tanto que su cuerpo revienta en mil pedazos. Miller nos habla de Mayo del 68, cuando las ranas quisieron ser tan grandes como el buey, lo que no sabían era que pedían un rey-buey. Lacan vino a decirles, “quieren un amo, lo tendrán”. Podemos aprender, de esta fábula, cual es el precio que hay que pagar por ceder a una identificación freudiana, porque la rana no quiere convertirse en buey, pretende seguir siendo rana, pero quiere ser tan grande como el buey. La rana, por lo tanto, nos habla del objeto fálico, en términos de identificación. Ya que ella extrae un rasgo significante: “ser grande” (identificación freudiana y no solo imaginaria). Podríamos decirlo de otra manera, decir que la rana quiere quitarle el tamaño al buey, pero la rana no quiere ser un buey, la ranita quiere ser otra cosa, quiere volverse algo que no es. Ella es el elemento revolucionario que introduce, como diría Hegel, la inquietud de lo negativo.
Miller se hace una pregunta ¿Cómo puede ser que yo, un enclenque animal, tenga la osadía de pretender ocupar un lugar entre los bellos bueyes? ¿Y quién puede decidir esto? Y hace una analogía con El pase. Dirá entonces que no son los bueyes quienes eligen a la rana parecida a ellos, sino que por el contrario son las ranas las que empujan hacia adelante (las ranas llamadas pasadores), que empujan hacia adelante a la rana que ya no quiere ser tan grande como el buey. Entonces llamaremos AE a la rana que ya no quiere más volverse tan grande como el buey, es la rana a la que se le pasó la falta-en-ser (buey). Diríamos también, que la rana es el analizante y que el analista es el buey, siendo el buey el partenaire-síntoma. ¿Por qué dice esto? Porque es cuando la rana mira al buey, que su cuerpo empieza a temblar, a estirarse, a inflarse. El buey es aquí el medio de su goce que va aumentando hasta el orgasmo final. Queda claro que la rana revienta por su plus-de-gozar, porque hay un solo personaje que goza en esta fábula, y es ella. La rana es la representación misma del exceso. ¿Pero qué pasa con el buey? el buey, nos dice Miller, es el nudo del asunto, ¿por qué? Porque mantiene un silencio prudente, absolutamente indiferente a la historia. Lo llama la suficiencia del buey. El buey de la fábula es tan suficiente que se mantiene en un silencio absoluto, no dice ni mu, mientras que las ranas discuten y una de ellas se esfuerza hasta matarse. De ahí que Miller proponga llamar a la fábula “el efecto mortal de una mirada”. Si esto no es la pulsión de muerte, entonces, ¿Qué es?.
Cosme Sánchez
PD: Diríamos que la rana es el falo perdido del buey embalsamado en su silencio.
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