El psicoanálisis sin duda dirige la cura. El primer principio de esta cura es que le deletrean en primer lugar, y que vuelve a encontrar en todas partes en su formación, hasta el punto de que se impregna en él, es que no debe dirigir al paciente. La dirección de conciencia, en el sentido de guía moral que un fiel del catolicismo puede encontrar, queda radicalmente excluida.
Jacques Lacan, Escritos 2, “La dirección de la cura y los principios de su poder”. Siglo XXI, Madrid 1993, p. 566
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