Lee a Séneca, sí, dejando a un lado todo lo demás, como recomiendan para tu salud nuestras grandes revistas —representantes del bien público, protectoras de nuestra calidad de vida—, que son la oración semanal del filósofo. Pero lee sobre todo tu propio inconsciente, ese libro con una tirada de un solo ejemplar cuyo texto virtual llevas por todas partes contigo, y en el que está escrito el guión de tu vida, o al menos su rough draf. (Miller, J. A., (2001), Carta clara como el día por los veinte años de la muerte de Jacques Lacan. Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano. Barcelona, 2001, p. 8).

Selección: Jesús Sebastián