Sobre el “Comentario del Seminario inexistente”(1).
Referencia presentada el 27 de noviembre 2020 para el Seminario de Textos de la Antena Clínica de Bilbao en su trabajo sobre las clases III, IV y V del Seminario XI en la clase impartida por Mónica Torres.
“El comentario del seminario inexistente” se enmarca dentro de la tercera reunión del programa de Estudios Avanzados que propuso Jacques Alain Miller al conjunto del Campo Freudiano en el año 1991; año también de la recién creada EOL. Durante este año 1991-92 Jacques Alain Miller dará su curso anual bajo el título “ De la naturaleza de los semblantes”.
En el comentario, Miller nos propone un hilo por el recorrido en la vía lógica en la enseñanza de Lacan poniendo el acento en la cuestión del nombre, de la existencia: cómo designar la posición de existencia del ser del sujeto.
Al mismo tiempo, Miller nos recuerda que para Lacan la cuestión de el Nombre-del-Padre y los Nombres del Padre ha sido siempre una cuestión clínica y así en su comentario trazará los efectos en la dirección de la cura que se introducen con los Nombres del Padre.
Para su “Comentario del seminario inexistente” Miller pivotará entre varios de los textos de los Escritos de Lacan, principalmente el de “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”(2); en la clase IV del Seminario XI que se trabajará esta tarde, podemos encontrar subversión del sujeto como epígrafe propuesto por Miller.
Pues en este momento además de la investigación epistemológica de los cuatro conceptos, Lacan continua la investigación del deseo de Freud y pone en tela de juicio lo que queda de religión en el psicoanálisis, con la propuesta de hacerlo pasar al estado científico.
Además, añade Miller, esto forma parte de la objeción misma que Lacan se hace a si mismo; el desarrollo de la enseñanza de Lacan consiste en contradecir, objetar continuamente lo que dijo antes.
Para trazar este recorrido nos propone cinco puntos como orientación:
1- En este primer punto, Miller va a encontrar la lógica de una topología en este “seminario inexistente”.
Los Nombres del Padre, el seminario correspondiente a ese título quedó como un agujero en la enseñanza de Lacan; el hecho de que no hubiera sido pronunciado Lacan lo interpretaba en la modalidad de lo imposible.
Además hay un secreto que sería el que el título mismo denuncia: el secreto es que no hay Nombre-del-Padre, que el nombre como el, el nombre en singular, el nombre como único, absoluto, no existe. Así el secreto sería que la tumba de el padre -padre en singular- está vacía.
Encontramos ya en el Lacan de “Subversión del sujeto…” una referencia a esta cuestión “la tumba de Moisés está tan vacía para Freud como la de Cristo para Hegel” (3).
2- Como segundo punto, Miller nos invita a leer la estructura que permite a Lacan el movimiento hacia la lógica. Nos subraya la lógica de la sustitución que permite a Lacan hacer pasar el psicoanálisis del respeto religioso de las formulas de Freud a un uso científico del concepto. De ahí que Lacan pase de los conceptos de Freud -Inconsciente, repetición, transferencia y pulsión- a los Nombres del Padre; de los conceptos a los matemas y la sustitución de el Nombre por los nombres. En este pasaje de la religión a la lógica implica que el Nombre-del-Padre es una función que puede ser soportada por varios elementos que juegan el papel de el Nombre-del-Padre, ser uno entre otros.
Tenemos entonces la estructura de una sustitución, una metáfora.
3- Con la metáfora, va a detenerse en la metáfora del nombre.
Miller nos recuerda la fuerza de la metáfora paterna y sus consecuencias en la dirección de la cura ; Lacan une el complejo de Edipo Freud con el mito de Totem y Tabú en la metáfora paterna en cuanto introduce al padre como muerto, y el complejo de castración.
Entonces, en el “seminario inexistente” de “los Nombres del Padre” se puede leer cómo la objeción hecha a la metáfora paterna es también base para una reflexión más allá de ésta.
Y tenemos como, por un lado, el Nombre-del-Padre aparece con la función de metaforizar el Deseo de la Madre en la metáfora paterna donde el Nombre-del-Padre es ya la metáfora del padre. .. existe en ausencia como asesinado por el significante. Y, por otro lado, Miller destaca como el Nombre-del-Padre es un elemento de la teoría general del nombre.
Así encontramos como Lacan dedica un capítulo del “seminario inexistente” sobre el nombre propio en lingüística y en lógica matemática.
En lingüística el nombre propio es lo que no se traduce en la lengua y lo aproxima al matema.
Y Miller nos orientará en la lectura de las dificultades que conlleva el tratamiento lógico.
Lacan, solidario al argumento de Kripke que apunta a que el nombre propio no es el resumen de la lista de propiedades que proponía Rusell con su solución de la disyunción entre la intensión del concepto (su definición) y la extensión del concepto, se introduce en la problemática del nombre propio – que forma parte de la problemática de los Nombres del Padre – que consiste en cómo designar su ser . Pues toda designación por el nombre propio designa al sujeto como ya muerto; y por eso en “ Subversión del sujeto…” Lacan pone en tela de juicio el Nombre-del-Padre. Por un lado introduce que “no hay Otro del Otro”(4). Y a la vez Lacan busca en esa problemática otra designación que el Nombre-del-Padre y el nombre propio para designar el ser del sujeto como vivo, ya que el nombre propio, el Nombre-del-Padre, no permite nombrar lo que hay de vivo en el sujeto.
Tal y como Lacan propone en “Subversión del sujeto…”se trata de “un ser que aparece como faltando en el mar de los nombres propios”(5) se trata de algo que el sujeto en cuanto Je (yo) no sabe. De modo que la cuestión de los Nombres del Padre es la respuesta a la pregunta: ¿ qué soy yo (Je)?.
Y la respuesta de Lacan que encontramos en “Subversión del sujeto…”: es soy en el lugar. Estoy en el lugar del goce(6).
Si a nivel del deseo la respuesta a la pregunta que soy yo ( Je), en un momento dado de su enseñanza, la identificación venía a ese lugar, Lacan trazará una serie que va de la identificación , pasando por la angustia y los Nombres del Padre, para sustituir esa respuesta de la identificación por respuesta de ser de goce.
Y en eso puede decirse que lo que introduce la problemática de los Nombres del Padre es que en el análisis estoy buscando mi nombre de goce. El a no es un nombre propio, es su matriz; es nombre propio reducido al puro matema; en cierto modo, ese a, sería un nombre que no es una metáfora, como si pudiera designar la verdad del goce del sujeto.
4- En el cuarto punto Miller basará su comentario sobre los efectos que tiene la introducción de los Nombres del Padre en relación a la dialéctica de Hegel , el cogito cartesiano y el argumento ontológico.( Son cuestiones también abordadas por Lacan en la clase III Freud cartesiano y clase IV el colofón de la duda del seminario XI que se trabajan esta tarde) . Pues éstas tienen la misma estructura lógica en cuanto hacen pensar que se puede pasar del concepto a la existencia. Lacan encontró que sobre la lógica de la función, hay algo que no puede alcanzar; aparece una debilidad de la proposición universal pues no dice nada de lo existencial.
Miller nos muestra el recorrido de Lacan sobre este punto. De la ilusión hegeliana a Kierkegaard que introduce la angustia, como aquello que nunca se va a suprimir. Del mismo modo, si causa sui significa que a partir de la esencia, de la definición de un concepto, se pasa a la existencia, Lacan elogia al San Agustín en De Trinitate, donde no se puede decir de Dios que es causa sui. Más adelante sería Kant quien desarrolla la imposibilidad de pasar del concepto a la existencia-que se puede imaginar el concepto, un concepto no contradictorio, pero lo no contradictorio hace solamente lo posible, nunca la existencia. Y a partir de Kant el argumento ontológico trata de demostrar que hay una imposibilidad de pensar, donde a partir de lo imposible se plantea un real. Koyré dará un paso más y planteará que el punto de partida no es el concepto, sino la imposibilidad de pensar. Para el argumento ontológico la cuestión bascula entre si es pensable o no
Lacan va a proponer otra solución: no importa que sea impensable, se puede escribir. Y la escritura de a viene a ubicar algo que no importa que sea impensable dado que se puede escribir. Vamos a encontrar en la enseñanza de Lacan, partir de este momento, una primacía de la escritura.
5- El quinto punto que Miller va desarrollar versa sobre padre y goce.
Miller apunta cómo encontramos nuevamente en “Subversión del sujeto…” una indicación más para ir más allá del mito freudiano cuando Lacan dice que “lo que no es un mito es el complejo de castración”(7), es decir, que lo fundamental es la pérdida de goce.
Y me detengo en el punto en que Miller nos lleva a los años 70 en la enseñanza de Lacan cuando Lacan introducirá la logificación del Nombre-del-Padre en el significante amo que es heredero del Nombre-del-Padre y los Nombres del Padre como pura función lógica, sin nada más de lo mítico. Y puede proponer como a lo que designa a lo que resiste a la operación universalizante del Nombre-del-Padre y que en ese sentido el Nombre-del-Padre cubre el a; el Nombre-del-Padre es el mismo velo que cubre la perdida de goce.
Jorge Lastra
Participante de la Antena Clínica de Bilbao
- Jacques Alain Miller. Comentario del seminario inexistente. Ed Manantial, Buenos Aires, 1992.
- J. Lacan, Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano. Escritos 2. Siglo XXI, Buenos Aires, 2002.
- op.cit página 779.
- op.cit página 778.
- op.cit página 779.
- op.cit página 780.
- O.p. pág. 780
Extracto de “Los seis paradigmas del goce” (1)
Referencia presentada el 27 de noviembre 2020 para el Seminario de Textos de la Antena Clínica de Bilbao en su trabajo sobre las clases III, IV y V del Seminario XI en la clase impartida por Mónica Torres.
Miller presentó “Los seis paradigmas del goce en Lacan” en Los Ángeles(2), en su ciclo de conferencias en Estados Unidos. Después fueron retomados en su curso de Paris “La Experiencia de lo real en la cura psicoanalítica”, recogidas a partir del Capítulo XIII del 24 de marzo del 1999. Los llamó fotogramas simplificados y recomendaba pasarlos con cierta agilidad para percibir el movimiento.
Hace aproximadamente un año, para la apertura del curso del Laboratorio Clínico de la Antena Clínica de Bilbao, presenté un texto que titulé “Destilado de los seis paradigmas del goce”(3). Éste supone un extracto de aquel, reescrito con la consigna de que “el saber mejor a sorbos pequeños”.
PARADIGMA I: La imaginarización del goce. (Seminarios I-IV)
En este comienzo Lacan supone una satisfacción simbólica a través de liberar un sentido que estuviera aprisionado, reprimido. Esto del lado del Sujeto.
Del lado del Otro la satisfacción también sería simbólica y se situaría en la validación, en el reconocimiento de ese sentido.
Entonces dibujamos el eje simbólico de A → S.
Pero ¿Qué hay de las pulsiones, de la investidura libidinal, sus fijaciones, el fantasma, el super yo, el yo? Todo eso tiene un estatuto imaginario. El goce lo encontramos entre a-a´. Es un goce intraimaginario, permanente, inerte, estancado. Este goce emergerá en las rupturas de la cadena simbólica. Todo lo libidinal queda imputado a lo imaginario, queda atravesado como un obstáculo a la elaboración simbólica. Lo vemos en el esquema L de Lacan.
PARADIGMA II: La significantización del goce (Seminarios V-VI)
Lacan comienza a arrancar las pulsiones del goce solamente imaginario tanto que las escribe desde el Sujeto simbólico. Así queda la pulsión escrita desde la Demanda ($ ♢ D). Lo mismo ocurre con el fantasma, pasa del eje imaginario de la transitividad a lo simbólico ($ ♢ a). El falo también sufre esta traslación a lo simbólico, cuando dice que “es un significante”. En la Cuestión preliminar(4) recordamos que era imaginario.
Entonces el goce queda significantizado en una cadena significante inconsciente, cuyo vocabulario está constituido por la pulsión. A esto le llamó deseo.
Pero esto “no colma todo el corpus de Freud” porque no da respuesta a cuál es la satisfacción propia de la pulsión, que se reduce allí a una cadena significante. Entonces ¿dónde queda el goce? repartido entre deseo y fantasma.
PARADIGMA III: El goce imposible (Seminario VII)
Aquí presenciamos un corte, una ruptura. Se trata del goce real, exterior al orden simbólico e imaginario. Todo el montaje del grafo del deseo con sus pisos era una barrera contra el goce real, una contención. Se trata de Das Ding (la Cosa) del texto freudiano. Tiene un carácter absoluto.
Si en el paradigma anterior funcionaba la tachadura $, como goce significantizado, aquí pasamos al modelo de la vasija de Heidegger. Un elemento que entra de más en el mundo y que produce un menos, un vacío.
Muestra que la ley moral de Kant, enunciado simbólico por excelencia que anula todo goce, es al mismo tiempo idéntico a Das Ding, con el mismo carácter mudo, ciego, absoluto.
Sólo se puede acceder al goce por la transgresión. Recurrirá al goce sádico como flor de este paradigma.
PARADIGMA IV: El goce normal (Seminario XI)
Del goce masivo pasará a un goce fragmentado en objetos a. Ya no es un abismo, sino un pequeño hueco. El objeto a es la presencia de un hueco, y se tendrá acceso a él a través de la pulsión que hace una ida y vuelta. El modelo de la relación con el goce ya no es el sádico, es la contemplación. “La obra de arte calma a la gente”, le hace bien.
Lacan articulará el significante y el goce a través del par alienación-separación. La alienación es puramente simbólica, para retomar los términos freudianos se trata de la conjunción de la identificación y la represión.
En una cadena mínima, S1-S2: Un significante representa al sujeto (S1), momento de la identificación, pero a la vez este significante (S1) queda reprimido (represión). El sujeto queda representado por un significante, pero permanece como vacío (Sujeto dividido). En la separación sin embargo el objeto a viene al lugar vacío. La separación conlleva el funcionamiento normal de la pulsión.
Aquí Lacan define el inconsciente como un borde que se abre y se cierra, como una zona erógena. Algo en el aparejo del cuerpo está estructurado de la misma manera que el inconsciente(5).
La cuestión es que la operación de alienación nos da como resultado un conjunto vacío, podemos buscar a tientas dónde se encuentra ahí una sustancia posible de gozar y no encontramos ninguna.
Para asumir la separación y la introducción del objeto a como respuesta tenemos que sustituir al sujeto por el cuerpo viviente, sexuado y mortal. Afectado también por su relación con el Otro sexo, que se traduce en pérdida de vida que recuperaría introduciendo los objetos de la pulsión.
PARADIGMA V: El goce discursivo (Seminarios XVI-XVII)
A la unificación de la alienación y la separación Lacan llamará discurso. Hay una relación primitiva de los significantes con el goce. Entonces podemos llegar a la fórmula siguiente: El significante representa un goce para otro significante.
Lacan dice que el significante hace surgir al sujeto, al mismo tiempo que lo fija. Pero ¿de dónde lo hace surgir? Habla de un ser previo, del que el significante hará un sujeto barrado. ¿Qué es este ser previo? Se considera un ser de goce, un cuerpo afectado de goce. De ahí que diga que el punto de inserción del aparato significante es el goce. Entonces el significante es aparato de goce en oposición a la noción de la autonomía de lo simbólico. Abjura de dicha autonomía.
Dos vertientes:
1- Hay mortificación de goce, pérdida de goce, como efecto del significante. No una pérdida natural, de la laminilla ni por la prematuración del estadio del espejo del IV paradigma, sino una pérdida significantizada.
2- Introduce el objeto a como plus de goce. Ruptura con el paradigma III de la transgresión. Lo que opone a la transgresión es la repetición significante, que vale como repetición de goce.
La repetición se funda en un retorno de goce, apunta al goce. Entonces el acceso al goce no será por la vía de la transgresión sino por la vía de la entropía. La repetición está animada por la diferencia entre la falta (-φ) y su suplemento (a). Así presentamos una nueva relación del Sujeto con el goce. El síntoma también cambia de valor. Es la repetición lo que merece llamarse síntoma, una repetición de goce, que dura.
Esto tiene consecuencias en el planteamiento de un final de análisis. No es lo mismo un atravesamiento del fantasma como si se tratara del paradigma de la transgresión a, arreglárselas con el síntoma, como se propone aquí.
PARADIGMA VI: La no relación (Seminario XX)
Comenzamos con la fórmula de Aún: El significante es el signo del sujeto retomando a Pierce. Introduce la lalengua: la palabra antes de su ordenamiento gramatical y lexicográfico. No como comunicación sino concebido como goce.
Este paradigma se basa en la no relación, en la disyunción entre significante y significado, entre el goce y el Otro, el hombre y la mujer con la forma de No hay relación sexual. El Otro, el NP, el Falo son reducidos a broches, conectores. Entramos en la pragmática de los conectores que suplen la conexión que falta.
Podríamos oponer la no relación al concepto de estructura. La estructura sería S1-S2, El Otro, el Edipo freudiano, “bajo la modalidad del no cesa de escribirse de la necesidad”, del lado de la rutina. La no relación sin embargo está del lado de la invención y cuestiona operar sobre el goce a partir del sentido. La cuestión es que lo rutinario acaba taponando la invención.
Si en 1952 Lacan partía de que Hay psicoanálisis y funciona. El punto de llegada es: El psicoanálisis no funciona. Aquí parte de Hay goce, en tanto es una propiedad del cuerpo viviente.
Entonces disyunción entre el goce y el Otro. Hace surgir al Otro del Otro con la modalidad del Uno. No existe la garantía del Otro del Otro. El punto de partida es el goce del Uno solo. Separado del Otro. Todo goce es goce fundamentalmente Uno, es decir sin el Otro. Así el goce Uno se presenta como el goce del propio cuerpo, goce fálico, goce de la palabra, goce sublimatorio… Es el reino de Un goce.
El concepto de no relación pone límite al concepto de estructura. La estructura es algo escrito, que no cesa de escribirse, rutinario. Y es que la estructura comporta agujeros y en esos agujeros hay lugar para la invención, para conectores que no estaban siempre allí.
Esto no quiere decir que no hay estructura, que todo sea semblante. Pero podemos cerrar diciendo que Hay lo real.
Kepa Torrealdai
Participante de la Antena Clínica de Bilbao
- Reseña presentada en el Seminario de la Antena Clínica de Bilbao el día 27/11/2020 a petición de Mónica Torres (docente) en su elucidación de los capítulos 3,4 y 5 del Seminario XI.
- J.A. Miller. “Les paradigmes de la jouissance” La Cause freudienne. Revue de psychanalyse. Traducción al español de Margarita Álvarez. Freudiana 29, Ediciones Paidós.
- https://antenaclinicadebilbao.com/es/destilado-6-paradigmas-goce
- J. Lacan “De una cuestión preliminar..”. Escritos 1. Ed. Siglo XXI.
- J. Lacan, Seminario XI Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 188
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