Lo gracioso es constatar cómo el psicoanálisis se obliga, de alguna manera por su movimiento mismo, a reconocer el sentido de lo que sin embargo la letra dice al pie de la letra, conviene decirlo, cuando todas sus interpretaciones se reducen al goce. Entre el goce y el saber, la letra constituiría el litoral.

Nada de esto impide que lo que dije del inconsciente, que permanece allí, tenga sin embargo la prioridad, sin lo cual lo que presento carecería por completo de sentido. Queda por saber cómo el inconsciente – que digo que es efecto de lenguaje porque supone su estructura como necesaria y suficiente – rige esta función de la letra.”

Lacan, J., De un discurso que no fuera del semblante. Paidós, Buenos Aires, 2009, p. 109.

Comentario:

En este párrafo del seminario 18, Lacan va a hacer una diferencia entre el material que trae el analizante -que puede ser abordado por la vía del sentido- y la letra -que lo que dice lo dice al pie de la letra- donde todas las interpretaciones se reducen al goce. Leer al pie de la letra quiere decir leer lo que la letra dice sin agregar ni quitar nada, sin dar rienda suelta a la metáfora o a la metonimia que conducen al infinito. Se trata de tomar la letra como un significante uno (S1), solo, al cual no hay que agregarle ningún significante dos (S2), el cual daría un sentido. Dice Lacan que es gracioso ver cómo el psicoanálisis, por su movimiento mismo, se obliga en esta vía de dar sentido. Este movimiento mismo -que lo habita- es efecto de la transferencia que instala el sujeto supuesto saber con la promesa de revelar el sentido oculto del síntoma. Dicho movimiento es regido por el “qué quiere decir” el síntoma y el resto de las formaciones del inconsciente. La propuesta de Lacan respecto de la letra va en contra del propio dispositivo analítico ya que nos orienta a tomarla por fuera del sentido.

Por otro lado, si bien ubica a la letra en el litoral entre el saber y el goce, es decir en un lugar intermedio, poco más adelante y en el mismo capítulo VII dirá que “la escritura puede considerarse en lo real la erosión del significado” y concluirá: “La escritura, la letra, está en lo real, y el significante, en lo simbólico.” Por lo tanto, la idea de un litoral habitado por la letra podría ser repensado a la luz de los siguientes seminarios, en los que desarrollará el concepto de lalengua: conjunto de significantes sin sentido, de malentendidos, que de modo aluvional irán componiendo lo que más tarde llamará el inconsciente real. Allí es donde los significantes Uno no se regirán por las leyes del significante y donde encontraremos la letra de goce que itera en el síntoma y de la que dan cuenta los testimonios de los AE.

Es sobre este inconsciente real que se instalará el inconsciente transferencial, estructurado como un lenguaje, ciertamente interpretable, que enmascarará la emergencia del núcleo de goce sin sentido que la letra encarna. Esto lo hará mediante sus formaciones y el dispositivo fantasmático por la vía de que eso quiere decir algo. Estas son las defensas que el dispositivo analítico va a molestar.

Lacan se pregunta cómo es que el inconsciente estructurado como un lenguaje rige la función de la letra. Pensando esta pregunta desde la idea de un inconsciente transferencial y otro real, sería más bien la letra de goce la que regiría los avatares inconscientes del parlêtre y no al revés. Por ello es por lo que el trabajo analítico se desliza del inicial “qué quiere decir” el inconsciente a “qué goza allí”, donde eso no quiere decir nada.

 

Joaquín Caretti Ríos