El sentimiento de culpa es, propiamente, el pathos de la responsabilidad, la patología esencial del sujeto. ¿Y cuál es su sentido? Que me siento responsable de no sé qué. Y puede decirse que es una condición previa de la práctica analítica. En cierto modo, entonces, comprobar su existencia o producirla es el objetivo de las entrevistas preliminares. Se trata del sentimiento de culpa como afecto del sujeto del inconsciente. Y, cuando comprobamos que existe, podemos decir que hay sujeto capaz de responder. A tal punto es así que Lacan define al sujeto propiamente como una respuesta.

Miller, J. A., (1988), “Salud mental y orden público”, Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España, RBA, Barcelona, 2006, pág. 124.

Selección: Jesús Sebastián

Comentario:

La conferencia de la que es extraído este párrafo hace mención a la diferencia entre un paciente de salud pública y un sujeto en demanda de análisis. Hay una clara advertencia a los analistas para que no confundan al uno con el otro.

Cuando alguien nos solicita tratamiento no sabemos a qué viene dispuesto. Dice que tiene algún tipo de sufrimiento, pero nada indica que haya un sujeto en juego. A éste lo debemos convocar para poder iniciar un recorrido analítico. Por tanto, el comienzo es aplazado (1) porque el que viene a vernos no es todavía un sujeto (2). Y ahí toman su lugar las entrevistas preliminares.

Creo que podemos entender que el demandante se puede dirigir de igual modo al psiquiatra o psicólogo y al psicoanalista, y está en la posición ética de este último tomar la decisión de aceptarlo en análisis o finalmente, recomendarle otra solución. Normalmente exploramos la posibilidad del demandante de subjetivar algo de lo que le ocurre. Pero en este párrafo JAM es muy claro: si hay sentimiento de culpa o llega a producirse en las entrevistas, ello muestra que estamos ante un sujeto capaz de reconocer que aquello tiene que ver con él mismo. Al contrario que el canalla que siempre echa la culpa a todo/s lo/s demás. Si hay sentimiento de culpa estamos ante un sujeto capaz de responder.

El sentimiento de culpa ya es una respuesta del sujeto. De ahí que la exploración en entrevistas previas tenga la importancia que le concedemos. Sin embargo, es una respuesta que señala hacia un pathos y habrá que desplazarla para llegar a otro lugar. Acompañar al sujeto desde una culpa mítica a una responsabilidad subjetiva. Del no querer saber nada de lo que horroriza, a la asunción de una manera de gozar. De lo que se trata es de la responsabilidad del propio goce.

Esta parte de la dirección de la cura admite, e incluso recomienda la directividad. La abstinencia del analista entrará en escena más tarde. Cuando esté instalada la transferencia.

En este momento se trata de crear la apertura del inconsciente. De que el sujeto, si se da, acepte la otra escena, acepte que algo en él habla más allá de su voluntad y no sabe los que dice. Es la propuesta ética del analista y es la respuesta ética del sujeto lo que está en juego.
Es interesante observar que cuando hablamos de culpa, hablamos de un sentimiento, de un afecto. No así cuando hablamos de responsabilidad. “Sobre el poema subjetivo el psicoanálisis realiza un tipo de análisis textual, tiene por efecto extraer el elemento patético a fin de destacar el elemento lógico” (3). El trayecto del análisis supone, pues, atravesar ese afecto y deducir una lógica.

Gabriela Alfonso


NOTAS
(1) Jacques-Alain Miller, “Introducción al método psicoanalítico”, pág. 19, Editorial Eolia Paidós, 1997.
(2) Ibid, pg 16.
(3) Jacques-Alain Miller, “El hueso de un análisis”, pág. 26, Editorial Tres Haches, 1998.