En la Conferencia de Apertura del Conciliábulo en Angers, De la sorpresa al enigma (1), en la que se abrió el campo a la investigación de las psicosis, Jacques Alain Miller propuso tomar el enigma como un tercer elemento en la pareja metáfora-metonimia, es decir, añadir una tercera vía a lo que hasta ese momento se había considerado las leyes que rigen el inconsciente: condensación y desplazamiento. La metáfora y la metonimia son combinatorias de significante y significado, es decir, de simbólico e imaginario; introducir el enigma es, pues, introducir la dimensión de lo real, tan pertinente para dar cuenta de la experiencia enigmática que es un momento de suspensión del sentido: ¿Qué quiere decir esto? Hay algo que quiere decir, pura intencionalidad del significante, pero lo que se quiere decir no se enuncia.
Con el enigma se cuestiona la relación del significante con el significado, más bien se produce una ruptura en su articulación, y es lo que vemos aparecer de un modo abrupto en los desencadenamientos en las psicosis, como también en la experiencia de trance en las neurosis.
El punto de partida de esta apertura es la cita de Jacques Lacan al referirse a las alucinaciones verbales: “Se trata de hecho de un efecto del significante, por cuanto su grado de certidumbre (grado segundo: significación de significación) toma un peso proporcional al vacío enigmático que se presenta primeramente en el lugar de la significación misma”. (2)
Es ante este vacío enigmático donde, en la psicosis, la certeza viene como respuesta, produciéndose una nueva alianza entre significante y significado que tiene como consecuencia un cambio en la interpretación de la realidad, certeza que una vez cristalizada es la base sobre la que se va a construir el delirio. Hay pues una secuencia temporal, es decir, una temporalidad lógica que ordena vacío y certeza. (3)
Pero la idea de una relación “proporcional” nos indica también que la magnitud de la experiencia del vacío enigmático modulará la construcción de la respuesta. Sobre esta cuestión, la clínica de las psicosis ordinarias y las otras, puestas en la lupa de nuestras investigaciones, han mostrado variedades en los modos de desencadenamiento, que producen variedades en las construcciones delirantes, en los modos de suplencia y en las invenciones geniales, para tratar esta experiencia de vacío enigmático.
Lacan finalmente afirmará que “el psicoanálisis es la respuesta a un enigma, y una respuesta (…) completa y especialmente tonta”. (4)
Dejo pues este enigma para una siguiente reflexión.
Concha Lechón
NOTAS:
(1). Miller, J.-A. “De la sorpresa al enigma”. Los inclasificables de la clínica psicoanalítica. Instituto Clínico de Buenos Aires. Paidós. pp. 17 -26.
(2). Lacan, J. De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis. Escritos 2. Buenos Aires. Siglo XXI Editores. 1984. p. 520.
(3). Miller, J.-A. “Vacío y certeza”. Los inclasificables de la clínica psicoanalítica. Instituto Clínico de Buenos Aires. Paidós. pp. 189 -193.
(4). Lacan, J. El shintome. Seminario 23. Buenos Aires. Ed. Paidós. p. 70.
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