En mi libro El cuerpo, extraño (1) analizo dos formas diferentes de entender el cuerpo: el cuerpo en medicina y en psicoanálisis.

Entre las propuestas estudiadas, encontramos la visión que el médico y premio Nobel Erik Kandel nos ofrece sobre el cuerpo (2). Una visión reduccionista, biologicista, según la cual, somos nuestros genes y neuronas. Kandel trata de comprender la mente humana en términos biológicos para desentrañar el fundamento biológico de la subjetividad humana.

Su trabajo se desarrolla en el contexto de lo que llama la nueva ciencia de la mente que surge de la unión de la psicología conductista, la psicología cognitiva, la neurociencia y la biología molecular, dando lugar a la biología molecular de la cognición que estudia a nivel molecular cómo pensamos, sentimos, aprendemos y recordamos. El objetivo que persigue esta confluencia de teorías es conocer de qué modo el cerebro crea la conciencia.

Kandel se siente cercano al psicoanálisis que se desarrolló en EEUU a partir de los años 50 que se centró en el desarrollo cognitivo normal. Se refiere por ejemplo al psicoanalista E. Kris que propició el acercamiento entre el psicoanálisis y la psicología cognitiva. Pero su interés se centra sobre todo en la memoria, campo en el que realiza sus investigaciones tomando como base, primero la psicología conductista y posteriormente la cognitiva, preocupada por investigar cómo el cerebro procesa la información.Según este enfoque, todos los procesos mentales son biológicos.

Kandel plantea que la psiquiatría y la neurología se acercarán cada vez más y defiende la necesidad de un enfoque biológico de la psicoterapia. Afirma que sería necesario evaluar si los cambios producidos por las psicoterapias producen cambios en el cerebro.

Considero que este enfoque de Kandel es cuestionable en diferentes aspectos. Por un lado, utiliza conceptos no explicitados. Plantea, por ejemplo, que esta nueva ciencia de la mente producirá un importante bienestar individual o social pero no explicita qué idea de bienestar se defiende. Por otro lado, afirma que el cerebro crea la conciencia del yo y el libre albedrío y que es necesario investigar cómo se produce, dando así por sentado lo que habría que demostrar. Mente y cerebro son considerados casi sinónimos y por eso, ver el cerebro es equiparable a ver el pensamiento.

Además, es un enfoque normativo que postula tanto la existencia de un comportamiento normal como de una memoria normal. Se mueve en el paradigma de lo normal y lo patológico que deriva en la necesidad de control, curación y/o educación.

Por último, es un enfoque que desconoce el papel del lenguaje humano. Considera el habla como una función cognitiva y no tiene en cuenta que las funciones cognitivas dependen de la entrada en el lenguaje.

Su análisis es un ejemplo de la visión reduccionista y biologicista del cuerpo.

 

Lierni Irizar Lazpiur
Participante en el SCF Bilbao


  1. El cuerpo, extraño. Dos formas de entender el cuerpo: medicina y psicoanálisis.
    Irizar, L. 2016, Bilbao: Ediciones Beta III Milenio.
  2. En busca de la memoria. Kandel, E. R.  2008, Madrid: Katz Editores.