El analista, en efecto, en todos los órdenes de discurso que se sostienen actualmente -y esta palabra no es cualquier cosa, si damos al acto su pleno sentido aristotélico- es quien, al poner el objeto a en el lugar del semblante, está en la posición más conveniente para hacer lo que es justo hacer, a saber, interrogar como saber lo tocante a la verdad. (Lacan, J., El Seminario, libro 20, Aún (1972-1973), Paidós, Buenos Aires, 2010, pp. 115-6).
Selección: José Antonio Rodríguez
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