Llegado el caso, el analista se verá investido del traje de luces del Sujeto-supuesto-Saber. Pero, aunque el analista se encuentre vestido así, tomado en la luz del Sujeto-supuesto-Saber, esto no es más que un disfraz porque ¿cómo podría el analista conocer con anterioridad la causa del mal de ese sujeto particular? Al contrario, él va a aprenderla de aquel que viene. La suposición de saber es un disfraz peligroso de aceptar. Por lo regular produce una infatuación en el analista. El analista piensa que el traje es suyo, cuando solo es alquilado, o puede confundir ese traje producido por el no saber del sujeto —ese traje prestado, podríamos decir—, con su propia piel.

Miller, J.-A. (1987), “Cómo se inventan nuevos conceptos en psicoanálisis”, Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España, RBA, Barcelona, 2006, pág. 93.

Selección: Jesús Sebastián

Comentario:

¿Entonces, será el analista el SsS? No es exactamente.

Situarse en la posición de alguien que no sabe la causa de su mal, la causa de su condición, ubica en el horizonte la instancia como tal del SsS y también la suposición de que se trata de saber algo, de saber la causa y de que se podría saber a través de lo que se dice.

Es decir, que da cuenta de la transferencia como motor y condición misma del análisis, porque gracias al sujeto supuesto saber el sujeto cree en el Otro y se dirige a él suponiendo, como dice Lacan, que las reglas ya existen (las reglas de la interpretación o las del desciframiento), suponiendo, en primer lugar, que el saber ya está en alguna parte.

Este error, esta equivocación del sujeto es inmanente a la clínica psicoanalítica, y respecto de él todas las manifestaciones de la transferencia aparecen como derivados. Es un error que causa la transferencia (1).

La doble creencia, en el saber y en el sujeto, nos protege del abismo que representa para el pensamiento, primero, la idea de que hay saber sin sujeto, que es lo que pone de manifiesto el inconsciente y, segundo, que en lo real no está todo el saber esperando el buen prestidigitador que lo haga salir, que el saber tiene fallas que escribimos S(A/). El sujeto supuesto saber cubre esa falta.

Miller nos advierte del peligro de aceptar la suposición de saber. Así la infatuación del analista se produce cuando olvida que él no es el sujeto del saber. El analista, solo es, como diría Lacan, el hombre de paja con la función de SsS.

Este obstáculo al que podrían sumarse otros, no son sino el índice de que el psicoanálisis se funda en el sujeto supuesto saber pero sigue el camino que le dictan los tropiezos del saber, el circuito por donde lo lleva la pulsión, y desemboca, cuando es logrado, en la demostración de que el saber que cuenta, el saber sobre el Otro sexo, es asunto de invención.

 

Begoña Ansorena


(1) Brodsky G. Las enfermedades del sujeto supuesto saber. https://bit.ly/37Av5lG.