“Pero aquellos -y no es denigrarlos afirmar que más que ejercerlo, son ejercidos por él, al menos por estar tomados en cuerpo- entienden mal mis palabras.

Opongo a su habilidad verdad y saber: en la primera de inmediato reconocen su oficio, mientras que es su verdad la que espero sobre el banquillo. Insisto en corregir mi tiro con un saber en fracaso: como se dice figura en el abismo, que no es fracaso del saber. Me entero entonces de que por ello se creen dispensados de dar prueba de saber alguno.”

Lacan, J., “Lituratierra”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2019, p. 21.

Selección: Donato Bencivenga

Comentario:

Para responder teniendo en cuenta el tema que nos convoca, “comienzos de análisis”, destaquemos en este párrafo que a lo que apunta Lacan, en definitiva, es a la cuestión de la posición del analista, en este caso en relación a la verdad.

En este texto, “Lituratierra”, contemporáneo del Seminario 18 en el que hace su lectura el 12 de mayo de 1971,[i] el estatuto de la verdad es abordado a partir de la cuestión del semblante. Como sabemos, y tal y como él nos lo recuerda, no es un tema nuevo. Ya en “La Cosa freudiana”, al poner en boca de Freud: “Yo, la verdad, hablo”,[ii] ubicaba la verdad no siendo más que aquella que está en la palabra, a la que hace decir incluso de sí misma, ya en un cierto parentesco con el goce: “me desmiento, os desafío, me destejo: decís que me defiendo”.[iii]

No obstante, aquí hay un cambio en el estatuto que otorga a la verdad, que va variando a la par que sus elaboraciones sobre la articulación entre significante y goce. En el Seminario 18 nos encontramos con la hermandad entre verdad y goce, tal y como viene articulando en los dos seminarios anteriores, lo que supone una nueva orientación de aquello en lo que consiste un análisis, al considerar el goce como absoluto, y la relación entre significante y goce como primitiva y originaria.

De lo que se trata, entonces, es de interrogar el lugar del Otro de la verdad, su demansion, su residencia, su morada, que es el resultado del efecto del lenguaje.[iv] Y todo lo que depende del efecto de lenguaje, todo lo que instaura la demansión de la verdad, se plantea a partir de una estructura de ficción.[v]

No es una cuestión menor en la clínica. Cuando corremos tras la verdad, nos deslizamos en errores, engaños, equivocaciones, mentiras… hasta constatar que la verdad no es más que semblante. Ello comporta implicaciones en relación a la interpretación, siendo que es esta última la que desencadena la verdad, y que sólo es verdadera por sus consecuencias.[vi]

En cuanto al saber, “figura en abismo”, tal y como dice el párrafo escogido, “el saber del que se trata en el inconsciente es aquel que se desliza, que se prolonga, revelándose al fin como saber de la verdad”,[vii] que funciona como un goce.[viii]

Al fin, en este fragmento se trata de un eslabón de aquello que encontramos al final de su enseñanza: el goce como funcionamiento que atrapa la vida entera, extendiéndose allí donde hay significante, con el fin mismo de la obtención de goce.

Siguiendo a Miller, diremos incluso que, al fin, solo el goce no miente. Tal y como plantea Lacan, la verdad será variable, mentirosa, variété; es decir, particularidad de goce.[ix] Y encontraremos en el saber su estatuto de delirio, con el que comparte su fórmula: S1-S2.[x]

Miller nos orienta a “apuntar de entrada y verificar que el sujeto está ligado al goce, está inscripto en el goce, se desprende del goce, y que fabrica con las diversas maldiciones que lo afectan los medios para sustentar ese goce”.[xi]

Si el ser de goce es lo irreductible del sinthome, ello está vinculado a que este ocupa un lugar primero.

Al fin, se trata de la forma de Lacan de dar cuenta de su saber, en el intento de avanzar sobre el terreno de la verdad y del goce.

 

Laura Canedo


[i] Lacan, J., El seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, Paidós, Buenos Aires, 2009, p. 108.

[ii] Lacan, J., “La Cosa freudiana o sentido del retorno a Freud en psicoanálisis”, Escritos 1, Siglo XXI, México, 1989, p. 391.

[iii] Ibid, p. 394.

[iv] Cf. Lacan, J., El seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, p. 60.

[v] Ibid, p. 63.

[vi] Cf. Ibid, p. 13.

[vii] Ibid, p. 145.

[viii] Ibid, p. 101.

[ix] Lacan, J., El seminario, Libro 24, L’insu que sait de l’une bévue s’aile à mourre, inédito, lección del 19/04/1977.

[x] Cf. Miller, J.-A, Todo el mundo es loco, Paidós, Buenos Aires, 2015, p. 311.

[xi] Ibid., p. 335.