Los sueños en el tiempo de la cura
Bilbao, 26 octubre 2019
“DESTELLO” DE MÓNICA MARÍN
¿Pasará / no pasará …? (en torno al sueño y al fantasma)
En ocasiones, alguien nos consulta por un sufrimiento causado en la noche debido a pesadillas recurrentes que le despiertan del sueño.
Pesadillas que no sólo interrumpen el descanso, sino que además tiñen el ir a dormir de miedo e intranquilidad.
Sigmund Freud nos ha enseñado que el sueño logra envolver la actividad psíquica por medio de una puesta en escena en la que los deseos del soñante aparecen como realizados, permitiéndole de esta manera, seguir durmiendo.
Para él, que sabía descifrar en el sueño el deseo realizado, el soñar enviaba una suerte de mensaje al soñante: mira, lo que deseabas está ocurriendo, no es el caso que te levantes a actuar puesto que te encuentras ante la anhelada realización.
Mayormente es así, los sueños convencen al soñante, que se despertará a su hora, cuando la realidad lo llame a sus deberes.
Mientras que la pesadilla, en cambio, lo despierta en medio de la noche dejando al sujeto desamparado frente al horror presentado. Y, anidando, además, la sospecha de que el desamparo que experimenta, se debe a que , precisamente, durante el día “olvidó” dicho desamparo respecto a esa cosa que la pesadilla se empecina en presentar.
Por eso podemos decir que la pesadilla es un fracaso, un fracaso de la actividad de soñar, que no logra inventar un “cuento” que solucione a través de la ficción, el angustiante problema.
Pero también podemos decir que la pesadilla logra algo más que un sueño común: logra traer una escena, una idea, una palabra, una cosa, que por insoportables fueron excluidas de los funcionamientos a través de los cuales el sujeto construye su mundo como un mundo soportable.
La pesadilla trae consigo algo incompatible con el mundo en el cual “ se puede vivir”, confrontando al soñante con un asunto real, no cubierto por el velo del fantasma, ni , por lo tanto, ordenado en la realidad de su mundo.
En ese punto en que algo del sujeto ha dicho no pasará, y olvida cuanto y cuan de cerca el asunto le concierne, la pesadilla dice: pasará, pasará.!
Mónica Marín. Psicoanalista, Bilbao. Analista Miembro de la Escuela (AME) de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP) y la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Docente del ICF. Directora del CPBI. Directora de la Antena Clínica de Bilbao.
“DESTELLO” DE JULIO GONZÁLEZ
EL OMBLIGO DEL SUEÑO
Lacan en su respuesta a una pregunta de Marcel Ritter (1) diferencia dos reales; el real pulsional de un lado, del otro el real que funda al inconsciente. Para ello se apoya en la concepción freudiana del ombligo del sueño en tanto que punto en el que se detienen las asociaciones, punto en el que se detiene toda posibilidad de sentido, de producirlo, indicando así la presencia de lo no reconocido, lo que Freud denomina Unerkannt. Es el punto de real en el que el deseo viene a surgir, tal y como Freud señala en La interpretación de los sueños.
Dos reales entonces a diferenciar. El real pulsional en tanto que función del agujero que hace que la pulsión se ligue a los orificios corporales. Y el real que funciona en el inconsciente al que Freud denominó represión primordial, Uverdrängt, haciéndolo equivalente al Unerkannt, lo no reconocido.
Lacan señala también la diferencia entre el ombligo del sueño y lo no reconocido, entre ombligo del sueño y real. En el ombligo está la marca, el estigma de dicho real. El ombligo del sueño es la cicatriz que deja la ausencia de la proporción sexual, marca, cicatriz que, de otra parte, funda el inconsciente. Lacan va a añadir que el ombligo del sueño es un agujero que se ha anudado, que tiene una función de anudamiento lo que permite establecer una relación de analogía y de repercusión entre ambos reales, entre lo indecible y el real pulsional.
Esta diferenciaron que Lacan establece entre dos reales nos permite abordar la diferenciación que Jacques Alain Miller establece en su curso El ultimísimo Lacan entre el efecto de sentido y el efecto de agujero de la interpretación. Diferencia a establecer entonces que se puede establecer entre “los orificios del sentido, la boca, la oreja, etc” (2) y el agujero en lo simbólico .
(1) Lacan, Jacques. “L’ombilic du rêve est un trou” en La cause du désir n.º 102. Navarin Editeur. Paris, 2019
(2) Miller, Jacques Alain. El ultimísimo Lacan. Paidós, Buenos Aires 2012, p. 171
Julio González es Psicoanalista en Bilbao. Analista Miembro de la Escuela (AME) de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).
Coordinador adjunto Antena Clínica de Bilbao
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