El uno del goce en la infancia: de Freud a Lacan
Fabian Fajnwaks.
Conferencia por Zoom el 19-06-2020, dentro del Ciclo de Conferencias del Curso 2019-20 del ICF Sevilla-Cádiz en colaboración con el Espacio de Investigación e Intervención ADEAMED CPM-Cádiz y coordinado con la DHH-NRC.
Reseña realizada por Javier Cepero. Socio de la sede de Granada de la ELP.
Fajnwaks brindó una magnífica conferencia partiendo de la pregunta ¿Cómo se confrontan los niños y los adolescentes a la sexualidad hoy? Para responder, F. Fajnwaks plantea la cuestión de cuál es el lugar del Uno del goce en la infancia, tomando en cuenta que existen, al menos, dos Unos en la infancia; por un lado, el Uno del goce pulsional, por otro, el Uno del goce que Lacan evoca, a partir del Seminario XX, el “Hay de lo Uno”.
El Uno del goce pulsional concierne al circuito cerrado de la pulsión que se satisface en torno a las zonas erógenas, bordeando un objeto y obteniendo satisfacción en ese mismo recorrido.
El Uno del goce del “Hay de lo Uno” se deduce de la extensión que Lacan hace del goce femenino al conjunto de la experiencia del ser hablante.
El psicoanálisis lacaniano contempla la sexuación humana diferenciándose tanto de un esencialismo sexual, que la reduce al programa biológico, como del constructivismo, donde se trataría solamente de las determinaciones socio-históricas. Para el psicoanálisis lacaniano existen las determinaciones que vienen del Otro, pero también lo que Lacan llamó “la insondable decisión del ser”; ambas cuestiones participan de la sexuación del joven ser hablante.
Las teorías Queer acusan, sin fundamento, al psicoanálisis lacaniano de estar al servicio del patriarcado y su heteronormatividad. Basta ir a la Obra de Freud y cómo señalaba el carácter autoerótico de la pulsión, lo cual refuta toda acusación al psicoanálisis como sustentador de la heteronormatividad. La sexualidad, ya desde Freud, no se reduce a la genitalidad ni se orienta al otro sexo, sino que tiene, para Freud, un carácter perverso-polimorfo. Ni el objeto ni el fin de la pulsión están dictados al ser hablante de forma natural. El Otro de los primeros cuidados es, para Freud, crucial en la sexualidad del ser humano. La actividad pulsional, de carácter autoerótico, presenta la característica, casi paradojal, de ser despertada por ese Otro de los primeros cuidados. Podríamos decir, por tanto, que el Otro introduce el autoerotismo en el cuerpo del niño. Freud evoca en “Teorías sexuales infantiles” la teoría del falo universal que vela la diferencia sexual como respuesta de los niños al encuentro con el otro sexo y con la castración.
Fajnwaks continúa el recorrido por la Obra de Freud con el hilo del Uno del goce en la infancia para concluir que el Uno del goce sexual constituiría un pliegue en el interior de la relación con el Otro, pliegue pulsional que conlleva la alienación al Otro. En la infancia este Uno del goce habría que ir a buscarlo en las patologías de la relación con el Otro, donde el repliegue del goce autoerótico se presenta, más bien, como una defensa funcional frente al Otro que es vivido como intrusivo.
Más difícil es situar el Uno de la satisfacción autística que Lacan introduce en su última enseñanza. Se trata de una perspectiva muy distinta de toda la primera parte de su enseñanza más consagrada al Otro y al orden simbólico, en la que Lacan se dedica a rescatar al deseo, entendido como deseo del Otro, del abordaje postfreudiano centrado en el análisis de las resistencias y la transferencia. En esta época de su enseñanza Lacan promoverá al falo como significante mayor del deseo, distinguiendo el falo simbólico del falo imaginario.
Pero no todo es simbólico en la experiencia del joven ser hablante. En la medida en que el Otro se volverá incompleto y conforme avance en la conceptualización del objeto a como objeto condensador de goce, el lugar del Otro irá reduciéndose progresivamente para pasar a ser un lugar de localización de goce. Lacan propondrá el Uno del goce solitario y el sentido mismo se verá limitado por efecto de ubicar lo real en el centro de la teoría. El sentido devendrá sentido-gozado y Lacan se centrará más en la función de goce del síntoma que en su significación, hasta reducirlo a un sinthome como cuarto nudo que permite a los otros tres lazos (RSI) encontrarse anudados.
Este Uno es la parte del goce que no se deja capturar por el significante, el que escapa a la significación fálica y que Lacan ubica en el Seminario 20 del lado femenino, del No-Todo, goce que pasará a ser el verdadero goce, ya que el goce fálico está articulado al significante y, por tanto, limitado.
En la infancia el joven ser hablante se encuentra tomado por el Otro en las operaciones de alienación y separación, donde se puede encontrar el Uno de goce en el recorte del goce en torno a un significante amo consecuencia de la operación de separación, en la extracción de un objeto condensador de goce y en la estructuración del fantasma en torno a este objeto como la relación del sujeto con el objeto.
Esta vía abre la posibilidad de considerar el Uno del goce teniendo en cuenta que aquí el goce se considera circunscrito al objeto mismo. No es todavía el goce que excede lo simbólico y que no se deja reducir por el falo.
Lacan en la “Nota sobre el niño” indica los dos destinos de los síntomas en el niño. Por un lado, los síntomas que se ubican en el registro del Otro. Se trata aquí del niño como aquello que hace síntoma de la pareja de los padres. Son los síntomas que remiten al Edipo freudiano. Por otro lado, los síntomas donde el niño está ubicado como objeto del fantasma materno saturando su falta. Es en esta posición como encontramos la manera de dar cuenta del Uno del goce.
Hay, para resumir, tres perspectiva diferentes en la clínica con niños; la del Uno del goce pulsional, la del Uno del goce autístico y la del síntoma como respuesta al deseo del Otro. Las dos primeras permiten aprehender la clínica del Uno en la infancia.
La perspectiva del Uno que no se deja reducir a la pulsión permite abordar la clínica del autismo, entendiendo, así, la respuesta de angustia ante todo lo que introduce una alteridad para el sujeto o la imposibilidad para construir un borde con el otro que se traduce en un horror a los orificios y los agujeros. El analista sería allí, el que permite construir este borde que daría comienzo a un trabajo de separación. Se puede constatar, también, la iteración del Uno en las ecolalias, los rituales y en otra fenomenología del autismo y las psicosis infantiles. En la iteración, a diferencia de la repetición, no hay pérdida de goce, ya que se trata ahí de la iteración de un S1 que no se dialectiza.
Fajnwaks señala aquí la mal llamada hiperactividad ya que se trata de la agitación angustiada allí donde no se ha producido una extracción del objeto por efecto de la castración. Así, el niño se encuentra tomado en el goce de la madre, por el fantasma materno sin la mediación que el significante permite.
Tras tratar la clínica de las impulsiones y el pasaje al acto bajo la perspectiva del Uno del goce, F. Fajnwaks concluye que la presencia del Uno del goce en la infancia se presenta como defensa a la dimensión del Otro. Esta presencia de lo Uno se presenta en forma sintomática donde el sujeto se defiende de la intervención del Otro, lo que hace más difícil la intervención del analista e implica apelar a recursos inéditos que no tienen que ver directamente con la palabra.
En el largo e interesante debate que siguió a continuación F. Fajnwaks, interpelado por las preguntas de los asistentes a la conferencia, habló, en relación al goce Uno en la infancia, de la dislexia, el acoso escolar, el síntoma fóbico en el caso Juanito, la clínica analítica en tiempos de pandemia sin la presencia, en cuerpo, del analista, la exaltación maníaca o la excitación del cuerpo, lo “trans”, la violencia, las familias monoparentales, la presencia de lo digital en la infancia, la teoría Queer y el psicoanálisis…
En definitiva, una conferencia y un debate posterior que recomendamos, sin duda, no perderse.
Fabian Fajnwacks es Psicoanalista. Analista Miembro de la Escuela (AME) Miembro de la ECF y AMP, Maître de Conferences au Departament de Psychanalyse Université Paris VIII, DESS de Psicología clínica y Patológica París V, Doctor en Psicoanálisis Paris VIII.
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